El pujo es la fuerza que realiza la mujer en la segunda etapa del parto, la fase de expulsivo, una vez que se encuentra en dilatación completa. Esto permite empujar al bebé a través del canal del parto.
Una de las principales demandas de las mujeres en las clases y sesiones de preparación al parto es aprender a empujar correctamente. Durante la fase del expulsivo el papel de los pujos maternos es muchas veces crucial para que el bebé pueda descender a través de la pelvis materna y salir al exterior.
Pujos espontáneos y pujos dirigidos
Se trata de un acto reflejo siempre y cuando la mujer esté viviendo su parto sin anestesia epidural. En estos casos casi siempre se hacen de forma correcta siempre y cuando la embarazada se mueva libremente y adopte la postura que le pida el cuerpo. En estos casos la mujer puede notar todo, la dirección de pujo, la fuerza con la que empujar, cuando no empujar…
En este caso hablaríamos de pujos espontáneos, en los que la madre siente la necesidad de empujar en el momento correcto (sincronizado con la contracción), de la manera correcta, hacia una buena dirección y con la intensidad adecuada.
Sin embargo, está muy generalizado el uso de la anestesia epidural y esto provoca que la mujer no sienta esa necesidad de empujar, no sepa hacia donde dirigir el pujo y ni siquiera pueda hacer la fuerza necesaria para ayudar a su bebé a nacer.
En estos casos los profesionales sanitarios deben guiar a la mujer (pujos dirigidos), que no siente la contracción. Deben ayudarla e indicarla cuando empezar y terminar los pujos, hacia donde dirigir la fuerza y en ocasiones, podemos pedir que deje de empujar. Esto ocurre al final del expulsivo, cuando la cabeza del bebé está coronando a través de la vulva materna, y el profesional que atiende el parto (matrona o ginecólogo) determina que el periné está demasiado tenso como para no desgarrarse si la madre sigue empujando con tanta fuerza. En ese momento intentamos eliminar la fuerza de pujo, dejando sólo que la fuerza de la contracción y la gravedad la que ayude a que la cabeza del bebé salga.
El objetivo de ambos pujos, espontáneos y dirigidos, es el mismo: ayudar al bebé a salir del útero materno hacia el exterior. Sin embargo, la evidencia científica apunta que la realización de manera sistemática de los segundos altera la fisiología del parto. Aumenta la probabilidad de intervención sanitaria con episiotomías, instrumentales y supone un riesgo real para el periné de la mujer, pudiendo ocasionar lesiones que se traducen en incontinencia urinaria, de gases o fecal, dolor en el periné, coitalgia, prolapsos, y demás disfunciones.
¿Cómo hacer correctamente los pujos?
Como apuntábamos antes, el pujo es un reflejo provocado cuando la cabeza del bebé apoya en una zona del periné materno. Lo normal es que las ganas de empujar aparezcan durante la contracción; de esta manera se unen ambas fuerzas, la fuerza que ejerce la madre con el abdomen y la contracción uterina.
Evidentemente, la dirección de pujo es fundamental y aunque parezca obvio debemos dirigir nuestra fuerza hacia la vagina. Cada día encontramos mujeres en consulta de postparto informándonos de las instrucciones que tuvieron en el momento del parto: “empujar como si quisieran defecar”. Si se ejerce tanta fuerza hacia el periné posterior (hacia el ano) perdemos no solo efectividad, sino que aumentamos el riesgo de lesión perineal.
Las contracciones y la prensa abdominal son el motor del parto lo que ayuda al bebé a salir. Lo ideal sería realizar 3 pujos en cada contracción, seguido de un periodo de descanso entre contracciones en los que la madre y el bebé descansan.
Tipos de pujos
- Pujo en espiración o exhalación (glotis abierta): realizamos una inspiración y tras finalizarla, vamos soltando el aire lentamente mientras hacemos una activación del músculo transverso (imaginamos como si abrazásemos al bebe con el abdomen) y dirigimos la fuerza hacia la vagina.
- Pujo en apnea (glotis cerrada): realizamos una inspiración y tras finalizarla mantenemos el aire dentro de los pulmones, no lo soltamos; y en apnea realizamos el pujo.Es similar a hacer una abdominal clásica, llevando la barbillla al pecho para mantener glotis cerrada y activando los rectos.
En las últimas semanas de gestación se pueden ir practicando los pujos, para tener confianza el día del parto. Es importante entrenar los músculos abdominales y saber cómo realizar los pujos de manera correcta.
Normalmente se trabajan en las clases de preparación maternal con la matrona. Pero también se pueden practicar de manera privada en la consulta, en la que a veces usamos dispositivos intravaginales que se inflan como un globo y asemejan a la cabeza del bebé.